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En los regadíos españoles, en suelos aptos con un buen manejo del riego, el potencial de producción puede superar las 15 t/ha.
En estos casos las necesidades de nutrientes se sitúan por encima de las 400–100–300 UF de N–P2O5–K2O.
El hecho de tratarse de un cultivo con un largo periodo de permanencia implica que el balance de nutrientes puede presentar desequilibrios a menos que se implante un plan de fertilización.
En el plan de fertilización deben considerarse las necesidades del cultivo y las reservas del suelo. Las necesidades del cultivo se establecen a partir de los rendimientos y contenidos en nutrientes en los tejidos vegetales. Para conocer las reservas del suelo lo principal es la realización de un análisis de suelo.
Las necesidades de fertilización no coinciden con las extracciones del cultivo porque tenemos que tener en cuenta los niveles del análisis del suelo, las posibles pérdidas y bloqueos de los nutrientes, y la tendencia de la alfalfa al “consumo de lujo” en el caso del Potasio, y la necesidad de Fertilización Nitrogenada, al tratarse de una leguminosa, que tiene la capacidad de fijar el Nitrógeno atmosférico por simbiosis con las bacterias del genero Rhizobium, es prácticamente nula. Si bien ensayos recientes demuestran que un aporte de Nitrógeno entre 30 – 50 kg/ha en alfalfas de nueva implantación, o a la salida del invierno en las que están en producción, no solo mejora la producción, sino que también mejora la efectividad de las bacterias que en esos momentos.
Las necesidades de Fertilización en Fósforo y Potasio son en cambio importantes. A las altas extracciones que tiene el cultivo se une que las reservas de estos elementos en el suelo suelen ser muy variables, de ahí la necesidad de un análisis de suelo. El análisis de suelo permite conocer y calcular de forma técnica las necesidades de fertilización de este cultivo. En suelos pobres las aportaciones deben ser incluso mayores a las extracciones por el cultivo.
El Fósforo tras el nitrógeno es el elemento mas limitante para el crecimiento de las plantas, unido a la poca movilidad del fósforo en el suelo nos hace que a la hora de calcular las unidades de Fósforo en un plan de fertilización debamos aumentar las aportaciones de Fósforo.
El Potasio, en la mayoría de los suelos aptos para el cultivo de la alfalfa, (pH entre 7-8) los niveles suelen ser altos, con lo cual la Fertilización Potásica no supone un aumento de las aportaciones. Pero para evitar el empobrecimiento del suelo debemos aplicar sino todas las extracciones del cultivo la mayor parte.
Otro nutriente importante para la alfalfa es el Boro, ya que el boro interviene en el transporte de glúcidos.
3-16-7 2Mg B (kg/ha) | |||
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Implantación | 900 | ||
Anual. (A la salida del invierno) | 750 | ||
Otras fórmulas aptas para el cultivo de Alfalfa | 0-14-7 | 7-12-7 |
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